Wednesday, May 13, 2009

P / PP

Dices que ya no te quiero igual, que antes era más linda, que antes te apapachaba más.... no podrías estar más equivocado...

My love
I’ll never find the words, my love
To tell you how I feel, my love
Mere words could not explain
Precious love
You held my life within your hands
Created everything I am
Taught me how to live again

Only you
Cared when I needed a friend
Believed in me through thick and thin
This song is for you
Filled with gratitude and love

God bless you
You make me feel brand new
For God blessed me with you
You make me feel brand new
I sing this song cause you
Make me feel brand new

My love
Whenever I was insecure
You built me up and made me sure
You gave my pride back to me
Precious friend
With you I’ll always have a friend
You’re someone who I can depend
To walk a path that never ends

Without you
My life has no meaning or rhyme
Like notes to a song out of time
How can I repay
You for having faith in me
Eres lo máximo!! Sólo estoy en una fase de leve depre...
Te amo
Te amo
Te amo

Monday, May 11, 2009

De cuentos de hadas y otras madres

Parecía un domingo como cualquier otro, en el que debería seguir mi ritual semanal: tirar la basura, darme un baño, ir al mercado y preparar la comida que necesitaría el resto de la semana… pero había un detalle inusual: era el día de las madres. Al principio me asustaba la idea ya que la depre ha rondado muy de cerca, así que rompí la rutina de ama de casa y traté de ser la “Yo” que tanto extraño.

Me levanté un poco tarde, encendí la TV y pasé dos horas viendo programas “para niñas”, fui al mercado a comprar algo para comer esa tarde y al regresar me limité a realizar las labores indispensables para sobrevivir en la semana, “total, tengo muchas latas de atún”, pensé.

Tomé un largo baño con agua tibia, me puse un vestido y abrí mi propia Caja de Pandora, aunque esa es una historia que dejaré para mejor ocasión. Poco después volví a la sala y busqué algo entretenido en la TV; encontré una película en la que, para no entrar en detalles innecesarios, había un hombre viudo, lleno de deudas, con siete hijos que volvían loca a cada niñera que pretendía trabajar con ellos, una criada que intentaba mejorar su lectura practicando con cuentos de hadas y una tía aristócrata que apoyaba económicamente a esta familia a cambio de que le cumplieran algunos caprichos. Como en el caso de Mary Poppins – pero sin canciones de trabalenguas -, llega una niñera mágica a cambiarlo todo, a llevarle felicidad a esos siete niños que extrañan a su madre y alivio a su atormentado padre.

El detalle que hizo especial para mí esta historia, fue que al final las imágenes eran un tanto opuestas a los típicos cuentos de hadas; era un cuento más, basado en otros ya muy conocidos, pero rompiendo algunos de los clichés que tanto odio. Justo en el momento en el que todo empieza a cambiar, para tener un final feliz, el azul cielo se vuelve gris y la nieve empieza a caer cubriendo con una capa blanca todo lo que hasta minutos antes estaba lleno de colores intensos.
La criada, que para ese entonces ya es una dama refinada gracias a la loca tía, comienza a caminar hacia el altar mientras a cada paso su vestido azul se convierte en un bello traje de novia; con ello se convertiría en la madrastra de los siete pequeños, quienes hasta ese momento habían evitado a toda costa que su padre contrajera nupcias ya que toda evidencia conocida por ellos hasta ese momento (claro, los cuentos de hadas que leían), indicaba que las madrastras eran brujas terribles a las que debían temer. La niñera, cuyo trabajo ha concluido al educar a los niños y lograr que vuelvan a tener una familia feliz, vuelve al lugar desconocido del cual llegó, nada que no fuera de esperarse.

Yo, por mi parte, paso el día de las madres sentada junto a mi pequeña hija, viviendo en un cuento en que la madrastra ha sido una de las más grandes bendiciones de mi vida y a quien con orgullo y desde lo más profundo de mi corazón puedo llamar “mamá”, esperando que no sólo el final, sino todo este cuento, esté lleno de días lluviosos y grises.

En un 28 de abril, pero de...

1979
Mis padres acudirían a una fiesta, según una carta que hace no mucho encontré aún celebraban su primer aniversario y esperaban la llegada de un niño… pero llegué yo.

1980
Mis recuerdos se limitan a una foto. Yo en los brazos de mi madre y un pastel de cumpleaños de 3 pisos a mi lado, mi padre al otro lado de la cámara y mucha gente alrededor… Pepe tenía un mes y once días de nacido y aún no sabíamos que algún día nos conoceríamos y estaríamos juntos

1982
Un lindo traje a cuadros y zapatos de charol, mi camisa blanca y dos coletas, un pastel que medía lo mismo que yo, un payaso que me hizo llorar.

1983
Mi madre decidió hacer “algo pequeño” así que el pastel tuvo sólo 2 pisos y la pequeña lista de invitados se redujo a 50 personas… y luego me preguntan de dónde heredé la idea de hacer fiesta en grande.

1984
Mi abuela me hizo un vestido amarillo que me encantaba, muy primaveral; lamentablemente mi tía me aventó al pastel al morderlo y el vestido quedo irreparablemente arruinado. Ese año aprendí por qué siempre teníamos pasteles enormes, era la única forma en que los invitados recibían una rebanada a pesar de las salvajadas de mi tía.

1985
Me prepararon algo a la hora del recreo en la escuela. En casa fue un tanto distinto, mi mamá horneó un pastel en forma de gallina, habíamos visto la receta en una revista y a mi me llamó mucho la atención, hizo hasta lo imposible para que no me diera cuenta y fuera una sorpresa.

1987
Mi primer cumpleaños lejos de la gente que conocía, en una nueva ciudad, nueva casa. Ese año decidí que no quería más fiestas durante el resto de mi vida, al anunciar tal noticia todos se rieron de mí… el tiempo les daría la razón.

1988
Por primera vez en toda mi vida, sólo quería estar en casa con mis papás; pasé la tarde con mamá comprando un pequeño pastel, mi papá me obsequió un reloj que, por no ser de manecillas, me dio tremendos dolores de cabeza. Fue el último que estuvimos juntas.

1989
De regreso en el Distrito Federal. Nuevamente un pastel enorme y mucha gente… pero nada llenaba ese vacío.

1994
Me enojé, me indigné, lloré y supliqué… y lo logré. No hubo fiesta de “XV Años”, sólo quince rosas que papá me compró.

1995
Mis amigos me organizaron una fiesta “sorpresa” de la cual estuve enterada todo el tiempo. El truco era lograr el permiso para regresar a casa hasta el siguiente día.

1996
No recuerdo bien el festejo… pero moría por cumplir 17.

1997
Llegó la mayoría de edad, yo estaba más preocupada por “el juego del domingo”… memorable, gran pelea linces – cóndores. Resultado: expulsaron al entrenador y a la mitad del equipo por agresivas. Una semana después un volado decidiría la licenciatura que cursé.

1999
En plena huelga, sin clases, frustrada con el dolor de dientes por los bracketts. Mi regalo: una playera con un tiburón, papá decía que era mi foto… Fue el último a su lado.

2000
De regreso en la universidad. Una noche antes Pedro llamó, debí sospechar algo ya que nunca llamaba, platicamos durante más de dos horas de cosas sin mayor importancia hasta que dijo: “Bueno, son las 12.00 de la noche y por fin puedo decirte que sólo llamé para desearte un feliz cumpleaños”, al día siguiente mis amigos organizaron una fiesta-sorpresa-relámpago en un salón de clases.

2001
Por primera vez organizaba mi propio festejo, una comida en casa con mis amigos más cercanos.

2002
¡Qué buena peda! Una fiesta inolvidable, la más grande en muchos años… Tardé tres días en limpiar la casa.

2003
Después de dos meses con la pierna inmovilizada y de vacaciones forzosas, mi vida volvía a la normalidad de la rutina. Los compromisos laborales limitaron mi festejo a una pequeña reunión en casa.

2004
Como fiesta de pueblo, empezamos en una cantina el viernes, seguí con una comida “familiar” y varias pequeñas reuniones con algunos amigos en los días siguientes.

2005
“Cuando cumpla 30 para festejar me iré en un crucero a Alaska”
2006 y 2007
Fiesta en casa!!! Lo mejor de todo: planearla, invitar a la gente, organizar todos los detalles, recibir en mi casa a la gente que quiero y que quiere compartir ese día conmigo. Nota mental: “En lugar de crucero, mejor organizo una gran fiesta… una kermess!”

2008
Mi yo, mi otro yo y mi no-yo. Después del día del trabajo, del día de las madres, día del maestro y demás, pude tener mi fiesta de no-cumpleaños gracias a mi Comité Organizador. Puedo decir que ha sido de las mejores. Fue el primero con Pepe.

2009
Parte 1
Todo iba viento en popa hasta que la crisis llegó a mi bolsillo y los sueños de kermess se fueron volando por la ventana. Nota mental: “No importa, festejaré con fiesta en casa”

Parte 2
¡Estúpida epidemia!

No hubo fiesta, ni viaje, la vida da muchas vueltas y siempre cambia mis planes; no obstante, puedo decir que hubo cosas que hicieron mi día inolvidable:

* Una lujosa comida con Ana y Lore en una jardinera de la plaza comercial, fue muy divertido marcar la tendencia en cuanto a “lugares para comer” en tiempos de contingencia.

* Muchas llamadas de gente para felicitarme, en especial la de esa personita a quien quiero con el alma aunque esté a miles de kilómetros de distancia, ¡Gracias Dany!

* La cena en casa con Pepe (claro, después de ir al súper a comprar víveres para sobrevivir en caso de que la situación empeorara), me encantó el detalle… y la ensalada… y la pasta… y el perro salado “virgen” mientras él cocinaba.

* Las vacaciones forzosas por contingencia.

Conclusión: A pesar de todo... ¡Me encanta mi cumpleaños!