Thursday, July 2, 2009

P / A

En 1985 creía que mi vida cambiaba radicalmente ya que, aunque estaría en la misma escuela en la que había pasado los últimos (y hasta entonces únicos) cuatro años de mi vida escolar, estaba a punto de enfrentarme a un mundo totalmente nuevo y desconocido; primero de primaria representaba para mí el mayor reto que podía existir: mucha tarea, un horario de clases más extenso, nada de plastilina para hacer pitufitos, seis enormes y peligrosos escalones hasta la cooperativa y la maestra Laura, mejor conocida por los terribles gritos que se escuchaban en su salón de clases.

Conforme pasaron los años las cosas fueron cambiando, yo estuve en otra escuela durante casi tres años y al volver me di cuenta de lo diferentes que eran las cosas (aún cuando el destino nos colocaba nuevamente frente a la gritona maestra Laura y volvía a compartir mis mañanas con las amigas que conocí durante kinder y preescolar), ahora yo era la niña nueva de la escuela a pesar de haber estado en ella durante casi 7 años. Ella seguía ahí, y aún cuando yo venía de un lugar en el que el ciclo escolar estaba más avanzado, siempre estaba varios pasos adelante de mí, parecía saber y entender absolutamente todo sin complicaciones ni grandes esfuerzos… comencé a admirarla, a sorprenderme por su capacidad de aprender todo, y ese fue sólo el comienzo.

Han pasado más de 20 años desde entonces y aún sonrío al verla, aún me sorprendo con su forma de ver y asimilar el mundo, aún tenemos largas y agradables conversaciones sobre todo y nada al mismo tiempo, aún es parte importantísima de mi vida –tal como lo era en aquellos años de primaria-, aún marca la pauta y la diferencia, aún compartimos el “lunch” aunque sólo sea una vez por semana, aún me emociono con sus alegrías y se me arruga el corazón cuando ella está pasando por un mal momento. Hemos reído y llorado juntas, pasamos de platicar de “Saved by the Bell” a reírnos con “The Big Bang Theory”, de hacer mapas para la clase de geografía a platicar sobre nuestras vidas laborales, de quejarnos del uniforme a quejarnos de los tacones, de compartir el sandwich del recreo a compartir un café o helado y conversar hasta quedarnos dormidas... hemos compartido nuestros días felices y nuestras decepciones amorosas… ella es de las pocas personas que conocen bien a mi “yo”, mi “otro yo” y mi “no yo”, que conocen mi pasado y comparte mi presente tal como es… tal como soy, sin poses ni carátulas.

Tener la oportunidad de compartir mi mundo con ella, ha sido uno de los más grandes regalos que la vida me dio, me ha dado ánimo y brindado su apoyo en los momentos difíciles, ha sido un gran ejemplo a seguir, una prueba de que se puede hacer todo –o casi todo- lo que uno quiere… es una de las personas más brillantes, auténticas, cálidas y divertidas que conozco.

Su amistad es un honor y un tesoro que guardo en el corazón, espero algún día poder retribuir de alguna forma todo lo que Ella ha sido y significado para mí.

“… I'll be there for you, when the rain starts to pour. I'll be there for you, like I've been there before. I'll be there for you, cause you're there for me too.
You're still in bed at ten, the work began at eight. You've burned your breakfast, so far, things are going great. Your mother warned you there'd be days like these, but she didn't tell you when the world has brought you down to your knees that, I'll be there for you, when the rain starts to pour. I'll be there for you, like I've been there before. I'll be there for you, cause you're there for me too.
No one could ever know me, no one could ever see me. Seems like you're the only one who knows what it's like to be me. Someone to face the day with, make it through all the rest with, Someone I'll always laugh with, even at my worst, I'm best with you…”




No comments: